En el ranking de los seres que
peor pueden llegar a oler tenemos en primer lugar a la mofeta (en segundo a los
bebés, pero eso es otro tema). Un ser tan pequeño del que nunca podríamos haber
imaginado que podría echar eso por sus glándulas anales. Pero sí, lo hace
cuando se siente amenazado o para marcar territorio, y puede llegar a expulsarlo hasta 2 o 3 metros de distancia. El líquido puede provocar
un grave escozor en los ojos de sus víctimas que se pasa en un tiempo, pero el
olor, oh amigos, el olor prevalece. Si algún día veis a una mofeta, después del
‘Oh, mira, una mofeta, ¡qué bonita!’, corred, en serio, corred antes de que
levante sus patas posteriores del suelo, levante la cola o escuchéis un sonido
agudo, porque os está avisando de lo que va a ocurrir en segundos. Yo le haría
caso si fuera vosotros.
'Espera, que voy' — Dijo la mofeta. |
El olor lo provocan unas sustancias químicas sulfurosas, o eso dicen, yo creo que debe ser olor a zombie de tres meses
envuelto en plástico.
Según parece hay un remedio
casero para quitar el olor, os pongo unos pasos que hay que seguir:
- Lávalo todo. Rápido. Antes de que lleguen las moscas.
- Mezcla un cuarto de peróxido de hidrógeno (o vinagre blanco) con otro cuarto de bicarbonato de sodio y un poco de jabón, dale a todo con la mezcla, usa estropajos para hacerlo.
- Enjuágalo todo con agua las veces que sea necesario. Tira los estropajos. ¡POR DARWIN, TÍRALOS!
- Desengrasante. Refresca la casa con ambientadores de los que atrapan las partículas y eliminan el olor, y de paso pruebas si funcionan y nos lo cuentas.
- Para la próxima que te encuentres con una mofeta: ¡CORRE!
Y esto es todo, yonkis de la
biología. Me alegra encontrar tiempo y estar al 169% para volver a escribir
artículos, iré aumentando calidad, que estoy desentrenada.
Un saludo a todos desde el sofá
de mi casa.